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¿Cómo Sobrevivir?

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Aquel cuya alma no es recta, es arrogante; pero el justo vivirá por su fe» (Habacuc 2: 4, RVC).

El profeta Habacuc tuvo un diálogo con Dios en el que le planteó preguntas significativas, pues a su parecer, Dios no actuaba respecto a las injusticias que acontecían en medio de Judá. Veía violencia, maldad, destrucción y pleitos (1:2-3). Consideró que era el momento oportuno de un gran reavivamiento en medio de su pueblo, tal vez, mediante algún poderoso mensajero. Habacuc ya tenía tiempo no solo pidiendo la intervención divina, sino gritándole a Dios en señal de su desesperación. Cuando Dios respondió cómo iba a actuar, el profeta se sintió más confundido que al principio. El Señor le dijo que a causa de la maldad generalizada iba a enviar a Babilonia para derribar a Jerusalén, destruir mucha gente y llevarse a otros más cautivos. ¿Por qué Dios se valdría de personas más violentas e idólatras que Judá para hostigarlos?

Aun sin comprender el plan divino, Habacuc debía escribir en tablas lo que iba a suceder (2:2). Ante tal perspectiva de un futuro devastador, la gente se iba a dividir en dos grupos: unos iban a permanecer en su orgullo, es decir, en su postura de incredulidad y al ver el cumplimiento de lo predicho iban a procurar defender la ciudad. Dios se refirió a los orgullosos como personas malvadas. Por otra parte, la única forma de sobrevivir sería mediante la fe en Dios. A pesar de un sombrío panorama, que para muchos podría parecer desalentador, la persona demostraría su justicia al colocar su confianza en Dios. Solo así iban a salvar sus vidas.

Del incidente podemos destacar que la fe genuina no depende de cómo te sientes, ni de lo que ocurre a tu alrededor, ciertamente, podrías vivir una situación desesperanzadora como la que iba a enfrentar Judá, pero demuestras tu fe cuando recuerdas que Dios está al control. Semejante a los días de Habacuc, hoy miramos a nuestro alrededor maldad y violencia. Esta realidad puede inducirnos a clamar como el profeta para que el Señor intervenga, incluso, para que vuelva pronto por segunda vez. Esta es una buena petición, pero conlleva tribulación para el pueblo de Dios. Esa situación presentará panoramas más caóticos que los actuales, sin embargo, en ese contexto, destacan las mismas palabras para sobrevivir: «El justo vivirá por su fe». Después de todo, la fe no se limita a un momento, sino a tu manera de vivir cada día.

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