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“Si el Señor no hubiera estado por nosotros...” ¡Qué expresión más apropiada para meditar en ella! Simplemente, tómate un momento y trata de llenar los puntos suspensivos haciendo memoria de la forma en que Dios ha estado ahí por ti a lo largo de tu vida.
Para muchos de nosotros, esa presencia divina fue determinante desde el mismo momento de nuestro nacimiento. Tal vez ahora recordarás que tu madre alguna vez te contó que fuiste un milagro de Dios. De no haber estado Jehová por ti, ¿qué hubiese sido de esa enfermedad que te atacó cuando niño, cuando joven o ya de adulto? De no haber estado Jehová por ti, ¿cómo hubieses conocido al Señor, viviendo en el ambiente en que te criaste y rodeado de las personas con las que te relacionabas? De no haber estado Jehová por ti, ¿cómo hubieras logrado tan maravillosas victorias? De no haber estado él por ti, ¿quién te hubiera rescatado de tantos abismos?
Si él no hubiese estado ahí por ti, ¿qué hubiese sido de ti? ¿Cómo hubiese sido tu vida? ¿Qué caminos hubieras seguido? ¿Dónde estarías hoy? Si él no hubiese estado ahí por ti, ¿tendrías la profesión que tienes y la familia que disfrutas? ¿Y si él no hubiese estado ahí por ti cuando tuviste aquel accidente, cuando a tu hijo le sobrevino aquel problema o cuando eso que era tan importante para ti se perdió? ¿Qué hubiese sido de ti si Jehová no hubiese estado ahí para ti cuando esa persona trató de dañarte, cuando ese amigo te traicionó o cuando ese jefe se puso en tu contra? ¿Qué esperanza tendrías, qué planes harías, si Jehová no estuviera hoy contigo? ¿Y cómo verías tu mañana y tu destino eterno si no supieras que Jehová estará ahí por ti?
A estas preguntas puedes añadirles muchas más, y al final el retrato quedará completo: podrás darte cuenta de que todo lo que eres y todo lo que tienes se lo debes a la gracia de Dios. El salmista reconoció que la presencia protectora de Jehová había sido lo que protegió a Israel de sus enemigos y de la destrucción. Hoy continúa siendo igual: todavía es por su gracia. Aunque el enemigo llega como río crecido, Jehová levanta bandera contra él (lee Isa. 59:19).
Tenemos un Dios que siempre ha estado ahí en el pasado, que sigue estando ahí en el presente y que estará ahí en el futuro; porque él es el Dios siempre presente.