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EL DIOS DE LO IMPOSIBLE

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“Él contestó: ‘Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios’” (Lucas 18:27).

Todo lo que Jesús dice de Dios es vital para nosotros, porque Jesús es el único que conoce al Padre, ya que desde la eternidad es uno con él. A Dios nadie lo ha visto jamás excepto Jesús, por tanto, Jesús es el único que tiene la información. 

Además, vindicar el carácter de Dios era parte de su misión, por lo tanto, él estaba pendiente de presentar el carácter del Padre correctamente. 

En el texto de hoy, Jesús presenta al Padre como el Dios de lo imposible. Cuando se habla de imposibles, se trata de situaciones con las que el ser humano no puede lidiar. No se trata de algo extremadamente difícil o muy poco probable, sino de lo que no podemos lograr, que no hay posibilidad de que nosotros encontremos una manera de hacerlo. Sin embargo, Jesús dijo que el Padre sí es capaz. Era como decir: “No se abrumen, no se desalienten, lo que no pueden hacer, lo que no tienen manera de resolver, mi Padre, que es el Padre de ustedes, lo hace sin problema”. 

Es importante que no perdamos de vista este retrato de Dios, porque en nuestra relación con él vamos a encontrarnos con desafíos que solo podremos enfrentar si creemos que nos guía un Dios para el cual no hay imposibles. De hecho, la propia salvación que Dios quiere darnos es imposible de lograr por nosotros mismos. La Biblia lo reconoce cuando declara que “en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (lee Hech. 4:12). 

La Biblia contiene afirmaciones que nos resultan impresionantes: “Porque separados de mí, nada pueden hacer” (Juan 15:5). “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13). “Porque nada es imposible para Dios” (Luc. 1:37). “Yo soy el Señor, Dios de toda carne. ¿Habrá algo demasiado difícil para mí?” (Jer. 32:27). 

Estas declaraciones están ahí para recordarnos dos cosas: 1) la imposibilidad de que podamos generar por nosotros mismos una condición en la que merezcamos la salvación; y 2) que Dios tiene el poder para cumplir sus promesas, incluso la de llevar al Cielo a personas como nosotros. 

Alguien dijo que era posible inventar un plan para llevar a personas buenas y perfectas al Reino de los cielos, pero inventarse un plan que lleve al Cielo a personas como nosotros, eso es un imposible. Alabemos a Dios porque lo que es imposible para nosotros es posible para él. Ese plan ya está en marcha. ¡Gracias a Jesús!

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