|
Ser un seguidor de Jesús es decidir entrar por la puerta más estrecha; es emprender el camino más difícil. El Señor nos dice claramente que la persona de fe pocas veces se posiciona con la mayoría, ya que lo que la mueve no son las tendencias ni las modas, sino la firme, eterna e inconmovible Palabra de Dios.
Seguir fielmente los principios y los valores del Reino de Dios nos lleva a arrostrar dificultades que, aunque hacen el camino más difícil, llevan a la salvación. En realidad, en materia de salvación, la mayoría suele estar equivocada. En tiempos de Noé, la mayoría no entró al arca, y por eso pereció, porque eligieron el espacioso camino que conduce a la destrucción. En Sodoma y Gomorra, la mayoría fue eliminada, porque eligieron el espacioso camino de la inmoralidad sexual, que conduce a la destrucción. Aun en los tiempos de Jesús, lo que informó Juan en su Evangelio fue que a los suyos vino y los suyos “no lo recibieron”, “lo rechazaron” (Juan 1:11, RVR 95/NTV).
Hoy en día, la situación no es distinta. No está de moda seguir a Cristo, porque el evangelio no es ni nunca ha sido un modo de vida popular. Por lo tanto, usar el criterio de estar donde está la mayoría para escoger por dónde entrar a la hora de seguir a Cristo es algo potencialmente peligroso. Por supuesto, esto no significa que cuanto más pequeños seamos, seremos mejores cristianos. Hay pequeños grupos de “creyentes” que lo único bueno que tienen es que no son muchos. Pero la realidad es que pocos reciben el Reino de Dios.
Dios también quiere darnos a entender aquí que no debemos tener la expectativa de que servirlo es elegir un camino de felicidad y comodidades permanentes. No es así, porque el mismo Jesús nos ha indicado que debemos estar dispuestos a llevar la cruz, si queremos ser parte de su pueblo (ver Luc. 14:27). Así que, el maravilloso camino a la salvación incluye pagar el precio por llevar el nombre de “cristianos”.
Nuestro Dios es totalmente honesto cuando nos promete la vida eterna, pero nos dice que se entra a ella por una puerta angosta y un camino estrecho. Estas imágenes hablan de incomodidad, dificultades y posibles problemas. Pero hay algo que Dios te asegura: ese es el camino que lleva a la vida. ¡Entra hoy mismo por él!