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Según el pasaje bíblico de hoy, la exposición de las palabras de Dios alumbra.
Dicho de otra forma: si no hay exposición, predicación, explicación de las palabras de Dios, no hay luz. ¡Qué responsabilidad tan grande recae sobre los hombros de aquellos que exponen la Palabra de Dios a la gente! Con razón, el apóstol Pablo le recomendó a Timoteo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Tim. 2:15). ¿Procuras tú, que expones la palabra de verdad por medio de estudios bíblicos o de la predicación, usarla bien, para que sea esta la que alumbre y haga entender a los que todavía no la conocen?
Muchas veces, al predicar, elegimos fórmulas de exposición de las ideas que van más en una línea motivacional que en una línea espiritual. Recurrimos a fuentes bibliográficas que, si bien no tienen nada de malo, no deben ser el fundamento mismo de nuestra exposición del mensaje del evangelio. Existe una gran diferencia entre predicar basándonos en libros de motivadores y exponer simple y directamente la Biblia, que ha sido inspirada por Dios para salvación de los hombres.
Debemos entender que, si no hay exposición de la Palabra, no hay luz. Podrá haber cultura, motivación a la acción, entretenimiento o conocimiento humanistas, pero la luz que hace entender proviene de la exposición del alimento espiritual sólido que se encuentra en la Biblia.
Nada es más efectivo para hacer llegar la luz de Dios a quienes aún no lo conocen que exponer, presentar e interpretar correctamente las Sagradas Escrituras.
Porque “las enseñanzas del Señor son perfectas; reavivan el alma” (Sal. 19:7, NTV). Y existe una gran necesidad a nuestro alrededor de reavivamiento interior. Personas con grandes títulos universitarios viven en la oscuridad de la ignorancia sobre Dios porque nadie les ha llevado aún el verdadero alimento espiritual que sus almas necesitan. Dondequiera que el ser humano esté buscando entendimiento o iluminación sin tomar en cuenta la Palabra de Dios, lo que encuentra son tinieblas y caminos de perdición. ¡Levantemos, pues, la Biblia, para que se disipen las tinieblas!
Donde vayamos, encontraremos necesidad de la Palabra de Dios, porque aunque el ser humano ha aumentado su ciencia, no es ahí donde se encuentra la respuesta a los vacíos del alma. A ese nivel de profundidad solo puede llegar Dios; y lo hace a través de la exposición de su Palabra.