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La segunda razón bíblica por la que, haber sido creadas para servir o ayudar a los demás (ezer) no significa haber sido creadas inferiores, la encontramos en el Nuevo Testamento. Aparte de la primera mujer, ¿qué otra persona vino a este mundo no para ser servido, sino para servir? Él mismo lo explicó, así que lo mejor es leer juntas el texto bíblico: «Jesús, llamándolos, dijo: sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por todos"» (Mat. 20: 25-28).
Según el concepto de Cristo, ¿quién es el mayor? El que sirve (sea mujer o sea hombre). Debemos quitarnos de la cabeza los conceptos que tiene el mundo para definir muchas cosas, porque no coinciden con lo que dice la Biblia. Servir a los demás no solo no nos hace inferiores, sino que nos asemeja a Cristo. Sobre todo si una persona rica sirve a una pobre, si una del país sirve a una extranjera, si alguien con poder ayuda al que no tiene ninguno. Eso exactamente es lo que hizo Cristo por la humanidad.
Si mi ejemplo es Cristo, y Cristo vino para servir, mi primer lema como mujer cristiana debe ser el servicio. Mi meta no puede estar en aquellas cosas que la sociedad valora, sino en las que Cristo valora. Por eso, querida amiga, quiero que recuerdes dos cosas muy importantes: 1) cuando servimos, reflejamos la imagen de Dios y cumplimos el propósito para el que nos creó; 2) cuando servimos, imitamos a Cristo, por tanto, somos cristianas.
Una persona llegaba tarde a la iglesia, cuando ya todos estaban cantando el himno final, y le preguntó al diácono que estaba en la entrada: «¿Se terminó ya el servicio?». Él le respondió: «No. Lo que se terminó es el sermón, pero el servicio comienza precisamente ahora». Si no va unida al servicio, la religión no es más que algo mecánico, puramente formal o ritual. Ser cristiana solo cantando himnos o escuchando sermones, pero sin una disposición a servir no tiene mucho valor.
Nuestro primer llamado es a ser ezer en nuestro hogar, en nuestra iglesia, en nuestro entorno y en todas partes.
«El que no vive para servir, no sirve para vivir». Teresa de Calcuta.