|
Al leer el capítulo 1 de Lucas, me choca cuán diferente fue la respuesta del ángel Dios a dos dudas expresadas de manera aparentemente idéntica. Aparentemente» es la palabra clave. Acompáñame al texto bíblico.
Lucas 1: 11 al 38 dice así: «Se le apareció a Zacarías un ángel, [...] le dijo: Dios ha oído tu oración, y tu esposa Isabel te va a dar un hijo. [...] Zacarías preguntó al ángel: "¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy muy anciano y mi esposa también". El ángel le contestó: [...] como no has creído lo que te he dicho, vas a quedarte mudo". [...] A los seis meses, Dios mandó al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, donde vivía una joven llamada María; era virgen. [...] El ángel [...] le dijo: [...] Vas a quedar encinta". [...] María preguntó al ángel: ¿Cómo podrá suceder esto, si no vivo con ningún hombre? El ángel le contestó: [...] Para Dios no hay nada imposible". Entonces María dijo: "Yo soy esclava del Señor; que Dios haga conmigo, como me has dicho"».
«¿Cómo puedo estar seguro de esto?», frente a «¿Cómo podrá suceder esto?», parecen el mismo tipo de duda, pero en realidad no lo son. El primer tipo es de los que quieren certezas para seguir conservando el control; el segundo tipo es de los que entregan el control sin necesidad de certezas, pero quiere indagar en las formas de actuar de Dios.
Existen dos tipos de duda: una que manifiesta excesiva confianza en uno mismo para llevar las riendas de su propia vida, limitando así la intervención divina; otra que solo quiere conocer más de la verdad, pero que parte de una mente abierta a aceptar las respuestas que Dios quiera darle. En el primer caso, encontramos a Zacarías, todo un sacerdote. En el segundo caso, está María, una simple muchacha de pueblo. ¿En cuál de los dos casos te ubicas tú?
La próxima vez que expreses alguna duda en público (tal vez en la iglesia o en casa) y alguien te diga que estás hablando como una persona a la que le falta fe, analiza bien el motivo de tu duda. Tal vez no estás poniendo en tela de juicio el poder de Dios (no te está faltando fe), y solo estás intentando averiguar la verdad. Esa duda es duda de la buena.