Regresar

Hablar De La Muerte Con Los Niños

Play/Pause Stop
«A los corderitos llevará en su seno, y conducirá con cuidado a las que todavía están criando» (Isa. 40: 11, RV15).

Cuando yo tenía once años, murió mi padre. Eso impactó mi ánimo, mi sueño y mis relaciones. Por eso sé lo importante que es ayudar a los niños que han perdido a un ser querido. Si te encuentras en la situación de tener que hablar con tus hijos sobre la muerte, aquí tienes valiosos consejos de la experta en educación infantil Karen Holford.

> Utiliza palabras sencillas y directas. Es bueno que los niños sepan la verdad de una manera que puedan entender. Puedes no decirles todo lo sucedido de una vez, pero no les mientas (eso podría socavar su confianza en ti en el futuro).

> Busca un lugar cómodo para conversar. Siéntense juntos, colócalos en tu regazo o acarícialos para que la cercanía les brinde calma.

> Empatiza con tus hijos. Si estás triste, permite que lo noten. Si lloras delante de ellos, sabrán que está bien si ellos también lo hacen.

> Diles que pueden hacerte preguntas y prepárate para responder lo mejor que sepas.

> Anímalos a hablar de sus sentimientos. En ocasiones los niños se sienten responsables de lo sucedido, por irracional que parezca. Es muy importante que los ayudes a comprender por qué murió la persona.

> Permite que asistan al funeral. Conversen en el camino para que estén preparados para la ceremonia. Pregúntales si les gustaría desempeñar un papel especial, como colocar flores, leer la Biblia o contar un recuerdo de la persona que murió. Asegúrate de que tus hijos estén siempre cerca de ti.

> Explícales que los sentimientos tristes y difíciles que experimentan son normales, y que pueden hablar contigo sobre ellos cuando lo deseen.

> Diles que pueden acudir a ti cada vez que tengan ganas de llorar; que no lloren solos.

> Ayúdalos a coleccionar recuerdos: fotos u objetos significativos para ellos, como por ejemplo el delantal de la abuela o el reloj del abuelo.

> Planten un árbol en memoria del ser querido. Permite que tus hijos te ayuden a elegir el tipo de árbol, a cavar el hoyo y a plantarlo.

Dios cuida de ti y de tus hijos, y los consuela en su seno cuando reciben los duros golpes de la vida.

«A menudo el sepulcro encierra dos corazones en el mismo ataúd». Alphonse de Lamartine.

* 52 ideas creativas para criar niños felices (Doral, Florida: IADPA, 2019), pp. 249-252.

Matutina para Android