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La Humildad Como Estilo De Vida

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«Presentándose como un hombre cualquiera, [Jesús] se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, hasta la muerte en la cruz» (Fil. 2: 7-8).

A veces, observamos la reacción de una persona en una situación concreta y pensamos: "¡Qué humilde es!". Llegamos a esta conclusión al darnos cuenta de que, ante esa misma circunstancia, nosotras hubiéramos reaccionado diferente. Estamos, en todo caso, hablando de una humildad situacional; incluso la persona más orgullosa y narcisista puede tener conductas, momentos o estados de humildad por razones tan arrogantes como hacer creer que es humilde. Una paradoja entre tantas otras de nuestra naturaleza humana caída.

Cuando la Biblia nos llama a ser humildes (Efe. 4:2; Fil. 2:3; Sant. 3:13; 4:10; Col. 3:12; 1 Ped. 3:8), no nos está hablando de fijar nuestra mente en conductas concretas y mucho menos de aparentar ser lo que no somos. El llamado bíblico a la humildad tiene que ver con un estilo de vida; con acercarnos a lo que nos rodea de la manera en que lo hizo Jesús, quien dijo: "Aprendan de mí, pues soy humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma" (Mat. 11:29). Y si Jesús dijo que la humildad es buena para el descanso del alma, los científicos añaden hoy que la humildad está asociada a mejor salud mental (autoestima, gratitud, perdón), mayor rendimiento académico y profesional, relaciones de pareja más positivas, menos conflictos espirituales y menos ansiedad ante la muerte.*

¿En qué consiste la humildad como estilo de vida? Según la autora y profesora de Psicología June Tangney, básicamente en seis actitudes permanentes:

1. Verse a uno mismo con equilibrio (no somos la gran cosa, pero tampoco es que no valgamos nada).

2. Reconocer que tenemos limitaciones y cometemos errores (es decir, aceptar que no siempre tenemos la razón).

3. Ser personas enseñables, con la mente abierta a la posibilidad de aprender para cambiar, mejorar y crecer.

4. Poner en perspectiva nuestros logros y capacidades. Para los cristianos, la perspectiva es clara: nuestros dones vienen del Señor, que los reparte conforme a su voluntad y según sus propósitos de salvación.

5. No centrarse demasiado en uno mismo.

6. Valorar la perspectiva de los demás.

Mucho para aprender; y para aprenderlo del único que fue realmente humilde: el Maestro.

«La humildad es una forma de acercarnos a todo lo que nos rodea». Mark R. McMinn

Mark R. McMinn, The Science of Virtue (Grand Rapids, Michigan: Brazos Press, 2017), p. 104.

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