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Con O Sin Testigos

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«Que todo lo que digan sea bueno y útil, a fin de que sus palabras resulten de estímulo para quienes las oigan» (Efe. 4: 29, NTV).

En 2014, Robinson Canó, beisbolista dominicano de las grandes ligas, se fue del equipo de los Yankees de Nueva York a los Mariners de Seattle, lo cual generó enojo en los hinchas de los Yankees. En vísperas del primer encuentro de Canó en suelo neoyorquino vistiendo la camiseta de un equipo rival, el programa de televisión de Jimmy Fallon hizo algo muy interesante con él: puso en una transitada calle de Nueva York un póster gigante del beisbolista, y preguntó a los transeuntes si deseaban abuchearlo por haberse ido. Desconociendo que detrás del póster se encontraba Canó en persona, uno tras otro de las personas entrevistadas abucheaban la imagen e incluso le decían malas palabras, le hacían gestos apasionados o comentarios como «ya no eres bienvenido aquí». Pero cuando el jugador salía de detrás de la imagen, todos se disculpaban, le daban la mano y le hacían saber el honor que era para ellos el hecho de poder conocerlo cara a cara.*

Este experimento confirmó una realidad común del ser humano que resulta aún más alarmante por causa de las redes sociales: muchas veces decimos, escondidos en el anonimato o en el hecho de no tener delante a la persona afectada, cosas que jamás diríamos cara a cara. ¿Será que pensamos que una misma acción es correcta o incorrecta dependiendo de los testigos presentes? Tal vez nos puede resultar apropiado o gracioso hacer a espaldas de alguien algo que jamás haríamos en su presencia, pero detrás de un nombre siempre, siempre, siempre, hay alguien de carne y hueso. ¿Será que estamos usando bien nuestra libertad de expresión?

Echa un vistazo alrededor. ¿No te parece que nuestra sociedad está ya bastante polarizada? En la iglesia, en la empresa, en la familia, en el país..., ¿no crees que los corazones están ya lo suficientemente alejados por causa de opiniones y prejuicios? ¿Para qué añadir más leña al fuego? Recordemos que el Señor aborrece «al que siembra discordia entre hermanos» (Prov. 6: 16, 19, LBLA).

En última instancia, el Espíritu de Dios siempre está presente. Si fuéramos realmente conscientes de esta realidad, tal vez el silencio nos parecería oro. Pero mejor aún sería si fuéramos capaces de dar una palabra buena, útil y de estímulo, a favor del prójimo, tanto del presente como del ausente.

«Siempre es el momento correcto para hacer lo que es correcto». Martin Luther King.

* «Robinson Cano Surprises Yankees Fans While They're Booing Him», https://www.youtube.com/ watch?v=0b9rOji_PWY [consultado en septiembre de 2022].

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