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Existe la creencia de que la mujer es el sexo débil, como si en el sexo masculino se manifestaran por completo la fortaleza y la energía, mientras que el femenino estuviera desprovisto de estos rasgos. Si bien no son exclusivos del género femenino, las mujeres también encarnamos atributos del carácter de Dios, como la fortaleza y la asertividad, aunque estos tengan matices diferentes de los que se puedan revelar en los hombres.
Me gusta que, en la Biblia, Dios no solo utiliza la figura del varón para describirse a sí mismo de manera que podamos conocerlo, sino que también usa la de la mujer. Pensemos en los siguientes ejemplos:
> «Como una madre consuela a su hijo, así los consolaré yo a ustedes» (Isa. 66: 13). Dios, así como una madre, tiene la inteligencia emocional de saber ofrecer consuelo a sus hijos. Inteligencia emocional no es debilidad de carácter, sino todo lo contrario.
> «Por mucho tiempo me quedé callado, guardé silencio y me contuve; pero ahora voy a gritar como mujer de parto, gimiendo y suspirando» (Isa. 42: 14). El dolor que experimenta Dios por causa de nuestro alejamiento es comparable a la experiencia de la mujer durante el parto. ¿Quién pone en duda la fortaleza física y mental que requiere el dar a luz?
> «¿Acaso una madre olvida o deja de amar a su propio hijo? Pues aunque ella lo olvide, yo no te olvidaré» (Isa. 49: 15). El amor de Dios por nosotros es semejante al de una madre por sus hijos: firme, inquebrantable, que nunca deja de ser. ¿Es eso debilidad?
> «Escúchenme, [...] remanente de la casa de Israel, los que han sido llevados por mí desde el vientre, cargados desde la matriz. Aun hasta su vejez, [...] yo los cargaré» (Isa. 46: 3-4, NBLA). Semejante a una madre que no se rinde ni ante un hijo difícil, así es Dios. Y al igual que una madre carga a su hijo, así nos carga Dios. ¡Qué bonita imagen!
«El carácter de Dios se revela a través de la masculinidad y de la feminidad, y no por medio de un solo género. [...] Todos somos incompletos, parciales y carecemos de algo. [...] La plenitud solo se logra cuando Cristo mora en nosotros. [...] ¿Permitiremos que Jesús nos transforme en hombres y mujeres que reflejemos su imagen?».**
«La Biblia presenta los atributos de cada género como un reflejo de Dios».*
* «Los principios bíblicos de la sexualidad», Guía de estudio de la Escuela Sabática InVerso (Doral, Florida: IADPA, 2021), p. 100.
** Ibid., pp. 99-100.