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Me levanté de la cama y me estiré, todavía con sueño. Con los ojos todavía entreabiertos por la luz de la mañana, crucé el pasillo a la sala de estar. A medio bostezo, miré por la ventana y el susto me terminó de despertar. Dos venados (ciervos) machos estaban luchando entre ellos, ambos sobre sus patas traseras, moviendo la cornamenta frenéticamente de lado a lado. Me acerqué a la ventana de un salto, a pocos metros de los venados en pleno combate. Pero cuando llamé a mis padres para que vinieran a ver, los venados me vieron y corrieron a los bosques.
Este no fue el final de mis encuentros con venados en el patio trasero. Manadas enteras venían a pastar en nuestro patio, y algunos rondaban ocasionalmente por el perímetro de la propiedad. Mi gato a menudo olvidaba que no era venado también, y se unía a ellos, deambulando por el patio. Nunca nos cansábamos de mirar sus travesuras por las ventanas de la cocina y de la sala de estar.
Cuando veo una señal de cruce de venados, la tomo en serio, porque a lo largo de mi vida he visto muchos venados. Los he visto en una postura agresiva, de lucha, y también en su postura más vulnerable, comiendo. Generalmente, cuando veo una señal de cruce de venados, no hay venados cerca. Suelo bajar la velocidad de la camioneta y observar con cuidado de todos modos, y luego sigo mi camino. Pero no ver un venado no quiere decir que debiera ignorar la señal. Algún día, cuando pase una señal de cruce de venados, habrá un venado. Cuando eso ocurre, quiero estar preparada. Hay demasiados venados atropellados a la vera de la ruta porque la gente ignora las señales y avanza a gran velocidad.
Toda la vida hemos escuchado: “¡Jesús viene pronto!”. Vemos las señales de los tiempos y cantamos himnos sobre la segunda venida, pero a veces parece que nos estamos preparando para un evento que nunca ocurrirá. Sin embargo, así como las señales de cruce de venados, estas señales también se cumplirán. Jesús volverá; solo que no sabemos cuándo. Mientras tanto, debemos ser cuidadosos. Jesús dijo: “Por tanto, estén preparados también ustedes, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora que no piensan” (Mat. 24:44). Debemos estar preparados constantemente para que, cuando llegue el momento, estemos listos para ver al Rey.