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LA BANDERA NEGRA DE CONSULTA

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Les rogamos, hermanos, que reconozcan a los que trabajan entre ustedes, los que los presiden en el Señor y los amonestan. Ténganlos en mucha estima y amor, por causa de su obra. Vivan en paz entre ustedes. (1 Tesalonicenses 5:12, 13).

Un conductor daltónico no podría sobrevivir en el mundo NASCAR. La comunicación en las carreras depende de una variedad de banderas de colores, y cada color tiene un significado específico. La bandera amarilla indica a los conductores reducir la velocidad; una bandera blanca anuncia la última vuelta; y la famosa bandera a cuadros le da la bienvenida al coche ganador a la línea de llegada. La bandera negra solo aparece cuando los oficiales están preocupados acerca de uno de los conductores. Esta bandera indica a un conductor que condujo demasiado rápido por el carril de boxes (pit lane), que no está manteniendo la velocidad mínima o que ha dejado restos en la pista de carrera. El vehículo debe responder a la bandera negra en las siguientes cinco vueltas o es descalificado. 

 

Dios envía muchas personas a nuestra vida por distintas razones. Envía a algunas para alentarnos, a otras para consolarnos y a algunas para corregirnos. Aceptamos el aliento y el consuelo, pero nos cuesta escuchar la corrección. A lo largo de la Biblia leemos historias de profetas que tenían la misión de dar mensajes difíciles al pueblo de Dios. El profeta Natán tuvo una tarea sobremanera difícil: corregir al rey David por adulterio y asesinato. Pero David aceptó dócilmente la corrección, y respondió: “Pequé contra Jehová” (2 Sam. 12:13). Él no castigó a Natán por entrometerse en sus asuntos privados. No se quejó diciendo que Natán lo juzgaba muy rápido o que no entendía la situación. David escuchó la corrección de Natán y se arrepintió. Más tarde, Dios dijo que David era un hombre acorde a su propio corazón (Hech. 13:22). 

 

No nos gusta escuchar quejas sobre nuestra conducta, sugerencias en cuanto a nuestro atuendo, o advertencias sobre nuestras amistades; pero Dios usa a personas para darnos sus mensajes. La próxima vez que te encuentres con una persona “sentenciosa”, llena de opiniones, da un paso atrás y piensa por un momento si esa persona no tiene sugerencias legítimas. Dios podría estar enviándote una señal.

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