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Cualquier estudiante de secundaria o universidad entiende la cantidad ridícula de fechas de entrega que nuestra invaluable educación nos exige. Los trabajos, los proyectos, los exámenes y las presentaciones ni siquiera cubren toda la lista de responsabilidades que tienen los estudiantes. Las sesiones de estudio se convierten en requisitos. Las recitaciones dan créditos adicionales. Observaciones y tabulaciones ocupan cualquier momento libre. Las fechas de entrega le quitan la diversión a un semestre que podría haber sido agradable. Sin embargo, con los consejos adecuados puedes controlar las fechas de entrega y recuperar un poco de la paz que el colegio te quitó.
1. Compra un calendario.
2. Escribe todas las fechas de entrega principales en el calendario usando tinta roja y estrellas.
3. Escribe todas las fechas de entrega menos importantes en el calendario usando tinta azul o negra.
4. Divide las tareas entre los días que quedan.
5. Escribe las tareas diarias en el calendario usando un lápiz.
6. Revisa el calendario cada día y completa el trabajo de ese día.
Estos pasos puedes sonar demasiado simplificados y evidentes, pero sorprendentemente, muy pocos estudiantes realmente saben cómo usar un calendario para controlar su progreso académico. El calendario nos puede ayudar a todos.
Nos muestra lo que logramos, lo que tenemos que hacer inmediatamente y lo que nos espera en el futuro. Nos permite estar al control de nuestro día y prepararnos con anticipación. Nos ayuda a ser responsables.
Dios quiere que aprovechemos cada día; no solo en lo académico, sino también en lo espiritual. Quiere que aprendamos del pasado y planifiquemos para el futuro, trabajando con tanta diligencia como sea posible para llevar a otros a sus pies.
Una vez que hayas marcado tus objetivos de estudio en el calendario, escribe algunas cosas más. Escribe cuándo dedicarás un poco de tiempo a estudiar la Biblia con amigos, o cuándo harás servicio comunitario. Trabaja para nunca sentirte avergonzado de cómo usaste el tiempo.