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UN DESTORNILLADOR PHILIPS

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¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? (Lucas 15:4).

Cuando tenía 3 años, solía ayudar a mi papá a hacer los arreglos de la casa. Mi tarea era cuidar la caja de herramientas y me permitía dárselas a medida que las necesitaba. El destornillador Philips (en cruz, en estrella) fue el que se me grabó en la mente más fácil porque, a diferencia de otras herramientas, este destornillador tenía un nombre humano. Sin embargo, con el tiempo me di cuenta de cuánto necesitamos los dos tipos de destornilladores. No son intercambiables. Cada uno cumple una tarea distinta. 

 

Jesús contó parábolas que sugieren distintos métodos para alcanzar a las personas. En la historia de la oveja perdida, el pastor busca por todas partes al animal perdido. La oveja no necesariamente huyó. Las ovejas se distraen fácilmente mientras pastan, y probablemente no estaba prestando atención. Esta parábola nos enseña que cuando nos distraemos y no nos damos cuenta de que nos estamos alejando de Dios, él vendrá corriendo tras nosotros. 

 

En el mismo capítulo, Jesús contó la historia de la moneda perdida. La moneda no hizo absolutamente nada para perderse. Alguien la trató mal y la dejó en la tierra. La moneda no tenía idea de su condición de perdida y no sabía que necesitaba rescate. Pero una mujer barrió y limpió su hogar hasta que encontró esa moneda perdida. Esto nos muestra que si no entendemos nuestra condición de perdidos o la gracia salvadora de Dios, él quitará las barreras que nos separan de él hasta encontrarnos. La tercera parábola que contó Jesús involucra a un hijo caprichoso. Este hijo sabía muy bien que su lugar estaba en el hogar con su padre, pero intencionalmente se fue y tomó malas decisiones. El padre no salió corriendo tras él ni lo obligó a volver al hogar, pero cuando el hijo pródigo decidió regresar a casa, su padre corrió a recibirlo con los brazos abiertos. Esta parábola nos muestra que Dios no nos fuerza en nuestras decisiones, pero siempre nos recibe de nuevo cuando nos alejamos y volvemos a él. 

 

Estas tres parábolas muestran distintas situaciones para ganar almas porque se alcanza de manera diferente a personas diferentes, así como los distintos tipos de tornillos funcionan de modo diferente. Debemos conocer a las personas con quienes queremos compartir el amor de Dios, para testificar de una manera que sea significativa y efectiva para cada persona en particular.

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