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Los cuartos de hotel ofrecen pequeños lujos a sus huéspedes. Proveen barras de jabón en miniatura y pequeñas botellas de champú. También tienen máquinas de hielo y baldes que puedes llenar de manera ilimitada. Algunos hoteles ofrecen aún más, hasta proveen gorros de baño para sus huéspedes. Nunca entendí la atracción del gorro de baño, porque me lavo el cabello cada vez que me baño, pero para quienes tienen el cabello reseco o pintado, el regalo adicional del hotel podría hacer una diferencia.
Los gorros de baño evitan que el cabello se moje en la ducha. También permiten que los usuarios se bañen el cuerpo y el rostro sin preocuparse de que el agua les salpique el cabello y arruine su peinado. Cuando alguien necesita lavarse solamente el cuerpo, el gorro de baño es indispensable.
El lavado de pies sigue la misma idea de lavar solo algunas partes del cuerpo, pero tiene mucho más simbolismo que un baño diario. En el aposento alto, justo antes de la crucifixión, Jesús les lavó los pies a sus discípulos. Pedro se sintió horrorizado de que su Maestro hubiera tomado la tarea de un siervo y le rogó que no le lavara los pies. Cuando Jesús insistió, Pedro cambió de idea, ¡y le pidió a Jesús que lo lavara por completo! Pero Jesús sabía que Pedro solo necesitaba que le lavaran los pies; Pedro ya se había lavado el resto del cuerpo, y solo se había ensuciado los pies por la larga caminata a Jerusalén.
Mi pastor de jóvenes me explicó este simbolismo con los términos del bautismo. Me contó que todos nos sumergimos en el agua y Dios nos deja perfectamente limpios. Pero al continuar con la vida, nos equivocamos y cometemos errores. Nos separamos de Dios y tomamos malas decisiones. Esto no significa que necesitemos otro bautismo cada vez que nos alejamos de Dios. En cambio, tenemos “minibautismos”, o el lavamiento de pies, cada pocos meses, para simbolizar la limpieza continua de Dios.
Así como el gorro de baño le permite a la persona lavarse solo el cuerpo cuando su cabello está limpio, el lavamiento de pies nos recuerda la limpieza de Dios cuando nuestro cuerpo fue bautizado. La próxima vez que veas un gorro de baño en un hotel, recuerda a Pedro y la lección que aprendió sobre la limpieza.