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En YouTube hay muchísimos videos en los que algunos grupos de personas les hacen bromas inocentes a desconocidos en negocios, parques y calles. Por ejemplo, una mamá puede repentinamente estallar en canto acerca de su servilleta en un restaurante de comida rápida, y la cajera, el guardia de seguridad y el personal de limpieza se unen en un musical a todo volumen. Hay una broma en particular a la que llaman el “botón de silencio”.
Se reúnen 20 o 30 personas en un parque público, y acuerdan que van a hacer silencio total cada vez que el líder se quite los lentes de sol. Las personas están tocando instrumentos, conversando en voz fuerte, alentando a sus perros a que ladren, discutiendo. Quienes caminan por allí escuchan la conmoción general, pero no sospechan nada hasta que de repente todos los sonidos cesan. El líder disfruta de jugar con sus lentes de sol, causando ruido y silencio al azar. La gente que pasa por el lugar nunca se entera qué causa los silencios erráticos.
Nosotros no podemos calmar el caos de nuestra vida ruidosa con un botón de silencio ni con unos lentes para el sol. Las tareas siguen amontonándose, las disputas familiares siguen apareciendo, y las mascotas siguen rogando que les prestemos atención. Pero ya sea que detengamos el ruido o no, Dios nos pide que nos alejemos un momento; que estemos en calma en medio del ruido; que lo reconozcamos como Creador y Dios.
Aléjate durante un momento a tu árbol, lago o sendero preferido. La vida continuará, pero a veces necesitamos un botón de silencio, estar en calma y asombrarnos ante el magnífico poder de Dios.