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¿Qué harías si tuvieras cien dólares de más? Podrías comprarte cien conos de helado. Podrías comprar un buen neumático para tu coche. Podrías comprarte un celular y hasta pagar el plan de datos. Pero algunas personas eligen gastar cien dólares en un solo pincel.
Un pincel transfiere la creatividad y la visión del artista de su mano a la página, y crea así una obra de arte. La Mona Lisa, la capilla Sextina, y muchas otras pinturas famosas no existirían sin los pinceles. A lo largo de la historia, los artistas atesoraron sus pinceles como la herramienta más preciada.
Ruth Faison Shaw inventó un método distinto de pintura en 1931. Había enviado a un alumno a tratar con yodo una cortada en su dedo, y cuando el alumno regresó, comenzó a pasar el dedo por las paredes de azulejos. El yodo de su dedo dejó diseños y patrones en la pared, lo que despertó en Ruth una idea. Se preguntó si pintar con los dedos les ayudaría a los alumnos a conectarse de forma más íntima con sus procesos artísticos. Varios años más tarde, había patentado una pintura no tóxica para usar con los dedos, que todavía usan los artistas en la actualidad. Estos pintores pasan completamente por alto el pincel, ya que se sienten más conectados con su trabajo cuando usan las manos directamente sobre el lienzo.
Antes de que Jesús viniera a la Tierra, Dios usaba a los sacerdotes para comunicar su voluntad a su pueblo. El pueblo llevaba sacrificios a los sacerdotes y confesaban sus pecados en el templo. Pero cuando Jesús murió en la cruz, se convirtió en el Sacrificio perfecto, y el velo del Lugar Santísimo se rasgó. Dios ya no requería que las personas se comunicaran con él por medio de los sacerdotes. Jesús se convirtió en el Sumo Sacerdote.
Poco tiempo después, Pedro y los demás discípulos se reunieron para orar y esparcir el evangelio. Lucas cuenta en Hechos 2:2 y 3 que Dios envió el Espíritu Santo sobre las personas con el sonido de un viento rugiente, y aparecieron lenguas de fuego sobre cada uno. Ahora las personas tenían una conexión inmediata y constante con Dios.
Como la pintura para usar con los dedos acercó al artista a su creación, el Espíritu Santo conectó a Dios de modo más íntimo con sus hijos. Puedes hablar con él ahora mismo, donde estés; y, si escuchas con cuidado, puede que oigas su voz hablándote.