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Cuando enchufas el cargador del celular, ¿explota tu celular? Cuando enciendes el televisor, ¿chispotea y se funde? Cuando prendes un interruptor de la luz, ¿el foco se derrite y se agrieta? Si respondiste que “no” a las preguntas, agradécele al transformador.
Los transformadores reciben la poderosa electricidad de las centrales eléctricas de la ciudad y la convierten a un voltaje compatible con las casas familiares. Cuando la electricidad pasa por un transformador, puede encender con seguridad los secadores de cabello, computadores portátiles y hornos de microondas. Esta es la electricidad que usamos diariamente.
Las plantas generadoras tienen un gran poder que provee electricidad a ciudades enteras, ¡pero Dios usa su poder para abastecer todo un universo! Jesús es el Mediador entre Dios y los hombres (1 Tim. 2:5). Como un transformador, hace posible que el Espíritu Santo supla nuestras necesidades diarias. La Biblia dice: “Recibirán poder cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo” (Hech. 1:8).
Con tanto poder disponible, podemos pedirle a Dios que nos envíe al Espíritu Santo hoy. Solo él sabe lo que podremos llegar a hacer con su poder.