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LA BÁSCULA DE BAÑO

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El Señor abomina la pesa falsa, pero el peso cabal le agrada (Proverbios 11:1).

Cuando hago ejercicio y consumo, alimentos saludables durante más de tres días seguidos, quiero ver evidencias de progreso, tanto en el espejo como en la báscula (balanza) del baño. Pero como los músculos pesan más que la grasa, a menudo tengo que usar la creatividad para ver las mejoras reflejadas en la báscula. Descubrí que apoyar la balanza sobre una alfombra cambia drásticamente el peso que muestra, y apoyarme en los talones logra un efecto similar en la inocente máquina. Desafortunadamente, la frustración se apodera de mí cuando voy a la casa de una amiga y su balanza me dice la verdad. No todas las básculas de baño conocen los trucos que conoce la mía. 

 

La báscula de baño tiene un trabajo: mostrar el peso correcto. Si no queremos conocer nuestro peso, entonces mejor no pesarse. 

 

En los tiempos bíblicos, las personas usaban balanzas más para los negocios y no tanto para conocer información sobre su salud personal. Llevaban sus productos al mercado y los pesaban para que las transacciones fueran justas. Los comerciantes deshonestos fácilmente podían ajustar sus balanzas para su propio provecho, pero Salomón escribió: “El Señor abomina la pesa falsa, pero el peso cabal le agrada” (Prov. 11:1). Dios quiere que seamos honestos con nosotros mismos y con los demás. Cualquier tipo de plagio o de trampa nos aleja de la vida honesta que Dios quiere que tengamos. Él sabe que esas costumbres solo nos lastimarán a largo plazo, y quiere evitarnos esas decepciones y fracasos. En lugar de engañarnos a nosotros mismos en cuanto a las experiencias de aprendizaje que se nos presentan, hagamos nuestro trabajo con honestidad y justicia, y aprendamos las lecciones correspondientes.

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