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UN UNIFORME QUIRÚRGICO PEDIÁTRICO

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Así, somos embajadores en nombre de Cristo. Como si Dios rogase por medio de nosotros, les rogamos en nombre de Cristo: reconcíliense con Dios (2 Corintios 5:20).

Una vez encontré un uniforme quirúrgico de Snoopy en una tienda de ropa usada, y cometí el error de probármelo. Se sentía muy cómodo y se veía tan tierno. ¡Me gustó tanto que hasta consideré ser enfermera! Afortunadamente, ese capricho no duró mucho, pero aunque me encanta enseñar Lenguaje, a veces me siento un poco celosa de las enfermeras de pediatría que pueden usar uniformes tan lindos cada día en el trabajo. Yo me canso de mi traje de pantalones y blusas de vestir, y me parece injusto tener que dejar mi uniforme de Snoopy en casa cada mañana. 

 

Por supuesto, me mirarían con extrañeza si usara un uniforme quirúrgico en la escuela. No esperamos que los profesores usen ropa de Snoopy, que los oficiales de policía se vistan como Superman, que los plomeros aparezcan con una camiseta de Dora, la exploradora, ni que los abogados tengan sudaderas (chaquetas) con Nemo. En cambio, cuando vemos a alguien con un traje quirúrgico pediátrico, suponemos que la persona trabaja con niños enfermos. La ropa nos da una pista sobre la profesión de una persona. 

 

Los uniformes pueden ayudarnos a saber en qué trabaja alguien, pero la manera en que vestimos, hablamos y nos comportamos da pistas sobre nuestras prioridades también. Si alguien se la pasa maldiciendo y haciendo trampa en el colegio, suponemos que esa persona no prioriza una vida santa. Por otro lado, cuando vemos a personas que hacen visitas a ancianos, alegran a los tristes y tararean cuando estén felices, entendemos que Dios está obrando en su vida. Somos embajadores de Cristo (2 Cor. 5:20). Cuando los demás nos ven, deben pensar automáticamente que trabajamos para él. Consideremos bien nuestras palabras, nuestra conducta y nuestro modo de vestir, para que todo indique nuestra lealtad a Dios.

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