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Manny Ramírez, un exjardinero de los Boston Red Sox, tenía algunas costumbres excéntricas que ganaron el corazón de los fanáticos en Fenway Park. Por ejemplo, Manny tenía el hábito de desaparecer hacia el marcador durante los partidos para conversar con el hombre que actualizaba los puntajes. Siempre volvía a tiempo para atrapar jonrones, pero sus salidas inesperadas hacia el marcador lo hicieron un personaje encantador y extraño en el campo de juego.
Los marcadores no fueron diseñados originalmente como lugares donde pasar el rato en el medio tiempo, por supuesto. Su propósito principal es mostrar el puntaje de cada equipo tanto a los jugadores como a los espectadores. Sin un marcador, nadie dejaría su asiento para comprar una salchicha vegetariana o un refresco, por miedo a perderse sin querer una jugada importante. El marcador mantiene a todos informados sobre quién está ganando el partido.
En el gran conflicto de los siglos, hay dos partes enfrentadas en guerra: Dios y Satanás. Afortunadamente, nunca tenemos que preocuparnos sobre quién ganará esta pelea. Dios dice: “Ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios” (Rom. 14:11). Dios ganó la guerra; todos lo sabrán. Hoy podemos encontrar el puntaje final en la Biblia, pero pronto vendrá en las nubes con toda su gloria.
Ese día, toda la creación sabrá que Jesús es el Señor. No necesitamos temer al futuro, porque Dios nos llevará a vivir con él a un lugar donde el pecado no puede lastimarnos, y el mal no puede atraparnos con sus garras. No importa lo que pase hoy o mañana. ¡Ánimo! Dios dice: “En el mundo tendrán aflicción. Pero tengan buen ánimo, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).