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Durante nuestro segundo año en la universidad, mi compañera de cuarto y yo teníamos una tradición divertida. Como teníamos baños privados, decidimos comenzar a escribir chistes en notas autoadhesivas y dejarlas en lugares no muy sutiles. La primera mitad del chiste siempre aparecía en una nota adhesiva pegada a la parte interior de la tapa del inodoro. Cuando nuestras compañeras levantaban la tapa, leían una pregunta. El final del chiste aparecía en otra nota adhesiva pegada justo frente al inodoro. Así, cuando la compañera afortunada se sentaba, leía la respuesta graciosa.
Por supuesto, las personas normalmente usan notas adhesivas para recordatorios, no para chistes en lugares graciosos. Las notas adhesivas nos recuerdan citas con el dentista, fechas de entrega de proyectos, reuniones con amigos y muchas otras responsabilidades. La lista sigue y sigue. Pero no aquí.
Así como las notas adhesivas sirven de recordatorio para muchas personas normales, el arcoíris aparece en el cielo como un recordatorio de las promesas de Dios. En Génesis 9, Dios le dijo a Noé que pondría un arcoíris en las nubes como señal de su pacto, cuando prometió no volver a destruir el mundo con un diluvio. Cuando vemos ese arcoíris, podemos recordar esa promesa, así como muchas otras promesas de Dios. No tenemos nada que temer, y eso no es un chiste.