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Hay ciertas fechas especiales, como hoy en los Estados Unidos, o el 31 de diciembre en muchos países, cuando, si escuchas lo que parecieran ser disparos erráticos durante 45 minutos seguidos, no debes preocuparte. Probablemente, no sean balas, sino fuegos artificiales. ¡Sal afuera a mirar y a disfrutar del espectáculo!
Los fuegos artificiales son lo que más disfruto de algunas celebraciones. En Boonsboro, Maryland, realizan mi espectáculo preferido de fuegos artificiales, y me encanta sentarme tranquila durante una hora y mirar el cielo. Sin embargo, cada vez que miro, pienso en cuán asombroso sería si los fuegos artificiales comenzaran a esparcirse por todo el cielo. Imagino trompetas estruendosas anunciando una luz brillante que va rompiendo la oscuridad. ¿Y si Jesús viniera esta noche?, pienso. ¿Y si viniera ahora mismo? ¡Podríamos dejar atrás este mundo para siempre!
Cada año recojo mi tumbona y vuelvo a casa, pero cuánto anhelo el espectáculo de fuegos artificiales a gran escala del regreso de Jesús. Nuestros seres queridos resucitarán y nos encontraremos con ellos en las nubes, para nunca más volver a esta tierra sombría, llena de pecado. En lugar de eso, viviremos con Jesús cada día durante toda la eternidad. ¡Ni siquiera puedo imaginarme tanta felicidad!
Al mirar el cielo esta noche, recuerda la promesa de Dios: “Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús” (Apoc. 22:20).