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La regla de oro desaparece cuando aparecen los topos en el juego de maquinita. ¡Hay que golpearlos! Hay que pegarles en la cabeza para que desaparezcan. Pero mientras los topos tengan fichas en el estómago, seguirán apareciendo para siempre. Nunca se dan por vencidos; a menos que se queden sin fichas, claro.
David a menudo se sintió perseguido y atacado por sus enemigos. A veces, se preocupaba por qué le harían, pero tenía fe. Dijo: “En el día que temo, yo en ti confío. En Dios… he confiado; no temeré; ¿qué puede hacerme el hombre?” (Sal. 56:3, 4). Como un topo de arcade, nunca se daba por vencido, ¡y llegó a ser rey de Israel!
El año pasado, mi alumno Tyler nos dio en el colegio un ejemplo excelente de esta actitud. Luego de muchos problemas de salud, él y su familia decidieron que necesitaría radiación para volver a sanar. Pero Tyler siguió con una actitud positiva. Publicaba versículos bíblicos animadores en las redes sociales y compartía su fe con los compañeros. No se dio por vencido en esas circunstancias tan difíciles, y Dios nunca lo dejó.
Cuando los montones de tareas te abruman, o los jóvenes de la iglesia esparcen rumores sobre ti, o los profesores en la escuela parecen tenerte en la mira, o sientes que nunca lograrás nada, tú puedes. Pero así como los topos necesitan fichas para seguir adelante, tú necesitas fe en Jesús que te anime a seguir adelante a través de los momentos más duros. Como David y Tyler, confía en él. Él nunca te dejará.