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UNA GORRA DE BÉISBOL

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Caminando Jesús junto al mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés que echaban la red en el mar, porque eran pescadores. Y les dijo: “Vengan en pos de mí y los haré pescadores de hombres”. Al instante dejaron sus redes y lo siguieron (Marcos 1:16-18).

Varios de mis alumnos han comenzado a coleccionar gorras de béisbol, e intentan comprar tantas gorras como pueden. Las gorras tienen broches plásticos en la parte posterior, y aparentemente han ganado popularidad en muchos lugares. Como estas gorras se pueden ajustar a distintos tamaños de cabeza y según distintas preferencias, a muchos jóvenes les parecen cómodas y modernas. 

 

La gorra hubiera perdido su estilo sin los broches plásticos adaptables, y los humanos necesitamos esa misma flexibilidad en la vida. Quizá tenemos planes firmes de ir a cierta universidad, o de tener una relación con una persona en particular, o de comprar un coche en especial; pero a veces nos tenemos que adaptar. La Biblia tiene historias increíbles de personas que adaptaron sus planes para adecuarse a la visión de Dios para su vida. 

 

En el libro de Génesis, Abraham dejó a sus amigos para ir… bueno, no tenía idea de adónde iría. Abraham confió en Dios para que lo guiara, y renunció a sus planes para adoptar los de Dios. Simón y Andrés también dieron un ejemplo excelente de adaptabilidad. Jesús los llamó a que dejaran el trabajo de su vida, y sin dudarlo, “dejando luego sus redes, le siguieron” (Mar. 1:18). Esos héroes bíblicos estuvieron dispuestos a cambiar sus planes inmediatamente y de cualquier manera que fuera necesaria para complementar el plan mayor de Dios. 

 

La próxima vez que veas a alguien usando una moderna gorra de béisbol, recuerda la importancia de la adaptabilidad. Dios tiene un futuro asombroso en mente para ti y, con un poquito de flexibilidad, ese futuro puede ser tuyo.

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