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Si alguna vez participaste como ayudante adulto de una escuela bíblica de vacaciones, probablemente sabes que los niños suelen sobreestimar sus necesidades de pegamento. Si tienen que pegar una pequeña joya de plástico en su corona amarilla de gomaespuma, ¡cuidado! Esos manitos tienden a apretar la botella de pegamento durante seis o siete segundos antes de soltarla, y alguien tendrá que limpiar el desastre resultante.
No necesitamos darles a los pequeñitos la oportunidad de verter pegamento de modo tan extravagante. En cambio, ¡podemos darles puntitos de pegamento! Los puntos de pegamento proveen una cantidad controlada de pegamento, y evitan los charcos y baños pegajosos. En lugar de darle al niño una botella aparentemente interminable, podemos darle un punto de pegamento para el proyecto de la corona, tres puntos para la jirafa de broches o cinco puntos para la manualidad del vitral plástico de colores. Los puntos de pegamento evitan el desperdicio y el desastre. Traen moderación a la mesa de manualidades y son prácticos para usar con los niños.
Verter demasiado pegamento probablemente no le arruine la vida a nadie; pero, otras conductas excesivas, sí. Ya que la indulgencia excesiva puede causar problemas, Pablo escribió en Filipenses 4:5 que debemos ser racionales: “Que todo el mundo vea que son considerados en todo lo que hacen. Recuerden que el Señor vuelve pronto” (Fil. 4:5, NTV).
Cuando el mundo mira a los cristianos, debería ver a personas razonables. No debemos ser indulgentes en demasía en nuestras emociones, permitiendo que pequeñas discusiones nos hagan explotar y pequeñas decepciones nos desanimen. En cambio, debemos lidiar con la vida tal como se presenta y reaccionar de manera razonable.
Así como los puntitos de pegamento proveen la cantidad adecuada de pegamento, una actitud basada en la Biblia provocará la cantidad adecuada de emociones para cada situación. En lugar de crear un caos dramático, un temperamento equilibrado nos puede ayudar a mantener la calma y evitar muchas situaciones pegajosas.