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UN ABRECARTAS

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Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino (Salmo 119:105).

Soy una persona que depende casi por completo de Facebook, de los mensajes de texto, de Skype y del correo electrónico para comunicarme a larga distancia; y me cuesta creer que mi bisabuela creció sin siquiera un teléfono. Si ella quería ponerse en contacto con alguien, tenía que esperar que el servicio postal le entregara sus cartas. En aquellos días, las personas tenían abrecartas, que tenían una cuchilla de metal larga y fina. La persona ponía la cuchilla en un extremo de la carta y la abría, por un lado, sin destruir la carta que estaba en el interior. 

 

Sería insensato que alguien recibiera una carta de un ser amado y no la abriera. Generalmente, cuando recibimos un correo, al menos queremos saber qué dice. Lo mismo debería ocurrir con la Biblia, la Carta de Dios para la humanidad. Mi familia tiene más de treinta Biblias en casa, ¿pero de qué sirven si nunca las abrimos? De nada. Necesitamos abrir este correo preciado y leer las palabras que Dios tiene para nosotros. Adentro encontraremos historias de asesinos y prostitutas, promesas de seguridad y de vida eterna, y advertencias contra el pecado y la insensatez. Pero el mensaje principal es: “Dios es amor” (1 Juan 4:8). Abre la Biblia hoy para que Dios te pueda mostrar cuánto te ama. Tiene mucho para decirte.

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