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Michelle y yo seguimos el sendero hacia el tobogán de agua. Para nuestra sorpresa, no había que hacer fila. Nos subimos al tronco de plástico y la corriente nos llevó por los rápidos. Subimos la colina y caímos con fuerza por el otro lado. Apenas bajamos de la atracción, subimos de nuevo. Como no había gente esperando en la fila, pudimos pasar toda la tarde en la mejor atracción del parque.
Sin el tronco, el tobogán de agua dejaría de ser la atracción divertida y segura que conocemos y amamos. Quienes estuvieran intentando subir la colina se resbalarían inevitablemente y se romperían un hueso. Quienes se estuvieran deslizando del otro lado girarían y se golpearían la cabeza. El tronco es una parte necesaria de la atracción porque se sostiene a la colina y controla la velocidad de los pasajeros. Absorbe el impacto de la frenada y devuelve a las personas a salvo al inicio.
Cuando Dios destruyó la Tierra con un diluvio, se aseguró de proveer un transporte seguro a todos los que lo aceptaron. Mandó a Noé a construir un arca para refugiarse de la tormenta, y Noé obedeció. Como Noé y su familia subieron al arca, no murieron en el diluvio. Así como el tronco guía a los pasajeros con seguridad por la cascada, el arca mantuvo a la familia de Noé a salvo durante el diluvio mundial.
Pronto Dios destruirá este mundo, pero de nuevo ofrece una vía de escape segura. “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hech. 16:31). Si creemos y aceptamos a Jesús como nuestro Señor, estaremos a salvo cuando caigan las plagas. A través de cascadas, diluvios o fuego, Dios nos llevará sanos y seguros a nuestro hogar celestial.