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Dieciocho… diecinueve… veinte.
No entiendo cómo Dustin hace tantas flexiones (dominadas, pull-ups) seguidas. Se levanta y se baja casi como el péndulo de un reloj, usando solamente sus brazos, hacia una barra que está muy por encima de su cabeza. Pero no importa cuánta fuerza tenga Dustin, nunca llegará al punto de hacer una sola flexión sin una barra a la que agarrarse. El concepto de una flexión implica la habilidad de una persona de agarrar una barra y levantar el cuerpo.
Así, no podemos animarnos a nosotros mismos sin nada de lo que aferrarnos. Cuando cantamos himnos como “La esperanza de mi corazón” en la iglesia, necesitamos poner nuestra esperanza en algo para que la canción tenga sentido.
Algunos ponen su esperanza en sus calificaciones; otros en sus relaciones; y otros en el dinero de la familia. Pero esas esperanzas son como barras para flexiones con los tornillos sueltos. Al final, nos dejarán caer.
La Biblia dice: “Echa mano de la vida eterna” (1 Tim. 6:12). Necesitamos aferrarnos a la esperanza del cielo para levantarnos de la rutina de este mundo. Esa es una esperanza que nunca nos decepcionará.