UNA BOLSA DE DORMIR

Cuando me mudé a Maine después de graduarme de la universidad, noté que todos tenían equipamiento para acampar de muy buena calidad. En lugar de dormir en una bolsa de dormir que se dobla por la mitad y se cierra con un cierre, la gente de Maine tenía bolsas de dormir estilo momias que les rodeaban por completo el cuerpo ¡y hasta la cabeza! Pronto aprendí que las bolsas de dormir más efectivas son las que abrazan al cuerpo bien de cerca y solo dejan un pequeño hueco por donde respirar. 

La misericordia de Dios es como una bolsa de dormir de Maine. Nos cubre por completo, de la cabeza hasta los pies. A fin de recibir esta misericordia, tenemos que confiar en él. Tenemos que confiar en que él sabe lo que es mejor, y tenemos que creer que nos cuidará. Entonces, cuando le damos todas nuestras preocupaciones, podemos descansar en su gracia. El salmista dijo: “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado” (Sal. 4:8). 

Dios quiere envolvernos desde la cabeza a los pies con su misericordia. ¿Confiarás en él y se lo permitirás hoy?