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Cuando las personas ven porras, inmediatamente piensan en las porristas, que agitan sus pompones en el aire mientras vitorean por su equipo de fútbol americano o de básquetbol. Los pompones a menudo tienen los colores del equipo y se sacuden más a medida que el equipo avanza.
Los pompones no tienen nada de sutileza. Demuestran lealtad audaz para con un equipo. María Magdalena no tuvo pompones cuando mostró su apoyo a Jesús, pero logró hacer una declaración todavía mayor. La Biblia dice que María entró en una fiesta donde Jesús estaba cenando y que llevó un frasco de perfume muy costoso con ella. En lugar de simplemente hablar con Jesús y decirle que lo amaba, ella dio un paso audaz. Se arrodilló a sus pies, lloró y le secó las lágrimas que habían caído sobre sus pies con su cabello. Entonces, abrió el frasco de alabastro, y el olor inundó el ambiente. Todos miraron, y algunos con desaprobación y desdén. Simón, el anfitrión de la fiesta, deseó que María no hubiera ido, pero Jesús no estuvo de acuerdo con él. Él dijo: “¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas esta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso; mas esta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; mas esta ha ungido con perfume mis pies” (Luc. 7:44-46). Jesús reconoció y agradeció la audaz demostración de
amor de María.
¿Cómo muestras tu apoyo a Jesús? ¿Te sientas en un banco de iglesia porque él sabe cómo te sientes, o te esfuerzas para que todos lo sepan? Como las porristas, María dejó en claro lo que sentía. Tú puedes tomar la misma decisión hoy.