UN TABURETE GIRATORIO

Cuando cumplí 22 años, mis padres me regalaron un taburete giratorio para el aula. En poco tiempo se convirtió en un asiento codiciado en el salón de estudios de los estudiantes de último año, donde los alumnos jugaban al ahorcado cuando se habían cansado de estudiar. Cuando estaba sentado en el taburete giratorio, el líder de esa ronda podía ver el pizarrón y dibujar la horca, luego girar para ver a sus compañeros, volver a girar para escribir las letras que habían adivinado, y así hasta el infinito. El taburete les permitía a mis alumnos enfocar su atención en cualquier lugar del aula… menos en los libros de texto sobre sus pupitres. 

Así como mi taburete giratorio les permitía a los alumnos girar hacia donde ponían su atención, tenemos la habilidad de poner nuestro enfoque donde elijamos. Podemos enfocarnos en los necesitados y ser voluntarios en comedores comunitarios; podemos enfocarnos en la iglesia y contar la historia para niños o ayudar con la música. Podemos enfocarnos donde queramos. 

En el libro de los Salmos, David dijo que llegará el día cuando “se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti” (Sal. 22:27). Todavía no ha llegado ese día, pero ¿por qué esperar a último minuto para girar hacia Dios? Podemos enfocarnos en él mediante un estudio bíblico, un cuaderno de oración, algunos cantos de alabanza o las caminatas en la naturaleza. Todos estamos sentados sobre un taburete giratorio metafórico cada día. Haz que tu taburete gire en la dirección correcta hoy.