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Cada vez que visito a mis padres, mi papá me pregunta si he cambiado el aceite de mi camioneta. La respuesta nunca es afirmativa. Francamente, ni siquiera se me cruza por la mente el aceite cuando estoy conduciendo. Sé que está allí, claro, pero lo doy por sentado y asumo que todo está bien. Mi papá tiene que recordarme una y otra vez que tener aceite viejo puede arruinar el motor. Mi dice que la camioneta necesita cambios de aceite para tener una vida larga y próspera. A veces, cuando voy, él me hace el cambio de aceite para no tener que preocuparse.
Cuando compré la camioneta, ya tenía aceite en el motor, pero ese aceite no apareció por arte de magia porque mi camioneta lo necesitaba para funcionar. Alguien le puso ese aceite antes de dejar la camioneta en la concesionaria. A veces el aceite necesita que lo cambien, pero él no puede hacer nada al respecto. Como mi papá intenta explicarme, alguien tiene que cambiarlo.
Algunas personas creen que los seres humanos aparecieron de la nada y que evolucionamos y mejoramos constantemente en base al ambiente. Pero así como el aceite no aparece milagrosamente en una camioneta y se cambia solo, nosotros no evolucionamos de la nada, y solo Dios de verdad puede transformarnos para mejor.