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El texto bíblico que sirve de base para la meditación de hoy nos muestra como Dios puede transformar nuestra vida cuando le entregamos nuestro corazón y nuestro propósito. Un ejemplo de esta transformación es el incidente ocurrido en la juventud del mundialmente conocido evangelista Billy Graham.
Cuando tenía diecisiete años, lo que más le interesaba eran los deportes, las muchachas y la vida alegre del colegio donde estudiaba. El director de esa institución dijo: «Le gustaba el béisbol, jugaba mucho al voleibol y era muy bueno en el tenis. Vivía la vida en toda su plenitud y participaba en todas las actividades que se realizaban en el colegio» . ¡Qué muchacho tan lleno de entusiasmo!
A los diecinueve años, Billy se enamoró de una linda chica y le pidió que se casara con él. Pero ella lo rechazó por considerarlo poco serio. Billy quedó desconsolado. Esa noche se fue a una cancha de golf cercana, se arrodilló y oró: «Señor, he decidido dedicarte mi vida. En adelante seré un predicador» . Esa fue una decisión crucial que cambió su destino para siempre. A partir de ese momento, se convirtió en un alumno sobresaliente. Fue presidente de su clase y siempre estaba deseoso de predicar.
Billy manifestó un enorme entusiasmo en su preparación para la profesión que había elegido. Su director dice: «Cuando Billy se aplicaba de lleno a una actividad, no había nada que pudiera detenerlo» . Predicaba incluso a los troncos en el campo, por lo que sus amigos solían preguntarle: «¿A cuántos troncos convertiste hoy, Billy?» . De esta manera, Billy Graham respondió al llamado de Dios para que fuera un evangelista y presentara el evangelio a millones de personas en todo el mundo.
Dios también te está llamando a ti para que renueves tu manera de pensar y de actuar y andes en «una vida recta y pura, basada en la verdad» (Efesios 4: 24) para que él pueda usarte como su mensajero en la profesión que elijas.