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La hipocresía es un término que se utiliza para describir el acto de pretender ser algo que no somos. En épocas antiguas, este concepto se asociaba con los actores de teatro en la antigua Grecia, quienes a menudo utilizaban máscaras mientras desempeñaban sus roles.
Algunas de las advertencias más severas de Cristo fueron dirigidas contra la hipocresía. Jesús acusó a los fariseos de ser hipócritas, porque pretendían tener celo por la causa de Dios cuando en realidad estaban obrando contra ella. Profesaban amar la verdad, pero secretamente conspiraban para matar al Autor de la verdad. Cristo invita a sus seguidores a ser cristianos no solo en público, sino también en privado.
En la antigua Roma, los escultores solían marcar sus productos con las palabras sin cera. Se dice que los formones de los escultores poco hábiles a veces se deslizaban y dejaban marcas en la madera o la piedra. Los artesanos menos honestos ocultaban esas imperfecciones llenándolas con cera y luego vendían su obra corno si fuera perfecta. Pero los mejores artistas, los más honrados, se negaban a utilizar cera. Las palabras sin cera (sin cera), de donde proviene el término «sincero» , afirmaban que el producto no tenía imperfecciones ocultas.
De la misma manera, Dios espera que seamos sinceros y transparentes en nuestra relación con él y con los demás. No quiere que le ocultemos nuestros defectos o pecados con una apariencia de piedad o religiosidad, sino que reconozcamos nuestra necesidad de su gracia y perdón, y que busquemos su ayuda para cambiar y crecer. La Biblia dice: «No se engañen ustedes: nadie puede burlarse de Dios. Lo que se siembra, se cosecha» (Gálatas 6: 7). Si sembramos hipocresía, cosecharemos desconfianza, rechazo y juicio. Pero si sembramos sinceridad, cosecharemos confianza, aceptación y bendición.
Y tú, ¿qué tipo de semilla estás sembrando hoy? ¿Estás siendo sincero contigo mismo, con Dios y con los demás? ¿O estás usando una máscara para ocultar tu verdadero yo? Dios ve lo que hay en tu corazón y te ama tal como eres. Hoy puedes ser sincero y transparente en todo lo que haces y dices. De este modo, honrarás a Dios y serás una bendición para los demás.