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EL LEGADO DEL PASTOR BERGH

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«Sigan firmes y constantes, trabajando siempre más y más en la obra del Señor; porque ustedes saben que no es en vano el trabajo que hacen en unión con el Señor» (1 Corintios 15: 58).

Hoy es el día de los Conquistadores y es bueno que dediquemos unos minutos a reflexionar en la vida del pastor Henry T. Bergh. En 1948, siendo director de jóvenes de la Asociación Central de California, el pastor Bergh creó el programa de los Conquistadores. En poco tiempo organizó veintitrés clubes en su Asociación. En 1949 escribió «el himno de los Conquistadores» , el cual, siempre, afirmó haberlo recibido de Dios. Además, durante ese año el pastor Bergh escribió un artículo que se convirtió en un folleto, titulado, Cómo iniciar un Club de Conquistadores, y llevó a cabo ese verano el primer campamento de capacitación para dirigentes.

 

Henry Bergh diseñó la primera bandera de los Conquistadores, que fue cosida por Helen Hobbs, y adoptada más tarde por la Asociación General para su uso en todo el mundo. En 1950 inició reuniones evangelísticas con jóvenes como oradores, usando sermones preparados por H. M. S. Richard, un verdadero esfuerzo de La Voz de la Juventud. En 1951 el Pr. Bergh celebró la primera feria de Conquistadores en Dinuba, California.

 

Además de la canción de los Conquistadores, escribió un libro devocional para menores titulado Upward Trails [senderos ascendentes] y el primer Manual administrativo del Club de Conquistadores, un manual para su uso en la Asociación Central de California, que se convirtió en el modelo para el manual que se escribió posteriormente para la iglesia mundial.

 

El pastor Bergh era una persona muy amable y paciente, con una voz suave y dulce, que nunca buscó el reconocimiento por las tareas que Dios le encomendaba. Gran parte de sus logros en el trabajo con los jóvenes no se habrían conocido si no fuera porque, años después, sus nietos le pidieron que escribiera su biografía. Su historia nos cuenta cómo él y su querida Míriam trabajaron incansablemente para Dios.

 

Al igual que el pastor Bergh, tú también puedes ser un instrumento en las manos de Dios para llevar adelante su obra en la tierra. Puedes ayudar a otros jóvenes a conocer a Jesús, y a crecer en su fe a través de tu testimonio y ejemplo. Puedes ser paciente, bondadoso y humilde en tu servicio a Dios.

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