|
En la base del busto del general estadounidense Robert E. Lee, ubicado en la Universidad de Nueva York, se encuentran grabadas las siguientes palabras: «El deber es la expresión más sublime en nuestro idioma. Cumple con tu deber en todas las circunstancias. No puedes hacer más y nunca debes desear hacer menos» .
La vida de Cristo ilustró plenamente el significado del deber. Incluso a la edad de doce años, afirmó: «¿Acaso no sabían que es necesario que me ocupe de los negocios de mi Padre?» (Lucas 2: 49, RVC). La noción del «deber» estuvo siempre presente en su ministerio. En una ocasión, declaró: «Mientras es de día, tenemos que hacer el trabajo del que me envió» (Juan 9: 4). En otro momento, expresó: «Tengo que anunciar la buena noticia del reino de Dios» (Lucas 4: 43).
Un corresponsal de la United Press narró el dolor de un soldado estadounidense que quedó ciego de ambos ojos durante la Guerra de Corea. El soldado lloraba desconsoladamente.
«No he cumplido con mi deber —dijo con angustia—. Mi misión era apoyar al pelotón con mi arma automática, y elegí un lugar elevado desde donde podía abarcar casi todo el sendero que seguían los soldados. Vi la emboscada de los enemigos. Los vi disparar contra nosotros. Los tenía en la mira, para eso había ido allí. Pero después del segundo tiro, me alcanzó una bala. ¿Qué pensarán los muchachos de mí? Era la única arma automática de toda la compañía para protegerlos y no pude ver para usarla. Me siento como un fracasado» . Poco después, el soldado falleció.
Qué admirable sentido de la responsabilidad tenía, en estos tiempos, cuando los deseos y sentimientos personales suelen prevalecer sobre el deber. «La mayor necesidad del mundo es la de hombres [...] cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo» (La educación, p. 54).
¿Qué valores o principios guían tu sentido del deber? ¿Qué ejemplos de personas que han cumplido con su deber te inspiran o te motivan? Esfuérzate siempre por cumplir con tu deber y recibirás la corona de justicia.