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Un muchachito jugaba con un papalote. Estaba tan alto que apenas se le podía ver.
— ¿Qué estás haciendo? —le preguntó un caballero.
— Estoy haciendo volar un papalote —contestó el muchacho
— No veo el papalote —dijo el hombre.
— Sí, está allá, señor —contestó el niño.
— No lo veo, no puedo verlo —insistió el transeúnte—. ¿Cómo sabes que está allá arriba?
— Señor, sé que está porque siento cómo tira del hilo.
¿Qué significa tener fe? La Biblia nos dice que «tener fe es [...] estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos» (Hebreos 11: 1); es creer en Dios y en sus promesas, sin necesidad de verlo con nuestros ojos físicos; es confiar en su poder y en su amor, aun cuando no comprendamos todo lo que ocurre en nuestra vida; es obedecer su voluntad y seguir sus mandamientos, aun cuando implique sacrificio y renuncia.
Pero ¿por qué es tan importante tener fe? ¿Qué beneficios nos trae creer en Dios? La fe nos acerca a Dios, «porque para acercarse a Dios, uno tiene que creer que existe y que recompensa a los que lo buscan» (Hebreos 11: 6). Por tanto, la fe es el medio por el cual nos relacionamos con Dios y experimentamos su presencia y su gracia en nuestra vida.
Sin embargo, hay quienes argumentan que la fe es irracional, restrictiva o inútil. Sin embargo, esta percepción dista de la realidad. La fe no es irracional, sino complementaria a la razón. Se basa en testimonios, no en la falta de evidencia. Hay múltiples razones para creer en Dios, como la observación de la creación, la Biblia, la historia, experiencias personales y el ministerio de Jesús.
La fe no es restrictiva, sino liberadora. No nos impide ser felices, más bien nos enseña el verdadero camino de la felicidad. Las normas, las leyes y las tradiciones que Dios nos da son para nuestro bien, nos hacen crecer y nos protegen. La fe tampoco es inútil; en cambio, nos transforma, nos sana, nos restaura y nos salva.
¿Qué papel juega la fe en tu vida? ¿Cómo puedes fortalecer tu confianza en Dios y en sus promesas? Ora a Dios para que cada día aumente tu fe.