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ESTE SERÁ UN AÑO LLENO DE NOVEDADES Y EXPERIENCIAS increíbles, que nos mostrarán cuánto nos ama Dios. Y no podríamos comenzar de una manera diferente. Así que, ¡manos a la obra!
Necesitarás a alguien que te ayude. Entrégale a esa persona un papel y un lapicero, y pídele que se coloque de espaldas hacia ti. A continuación, describe un objeto, y pídele a la persona que lo vaya dibujando de acuerdo con lo que tú le vas diciendo. Recuerda: no puedes decirle cuál es el objeto, ni su función. Por ejemplo: dibuja la mitad superior de un círculo, traza una línea recta saliendo desde la mitad inferior del semicírculo hacia abajo y, al final de la línea recta, haz una pequeña curva hacia arriba. ¿Logras imaginar un paraguas a partir de esa descripción? Ahora te toca a ti. Elige objetos más difíciles y observa los resultados.
¿Qué haría que esta actividad fuera más fácil? Sin duda, sería más sencilla si quienes dibujan pudieran ver por sí mismos los objetos. Pues bien, Job también reconoció la importancia de conocer a Dios a través de su propio punto de vista, y no solamente por el testimonio que oía de otras personas. Puedes pasarte horas escuchando acerca de las maravillas que Dios ha hecho en la vida de quienes te rodean, sin nunca haber «visto a Dios» por ti mismo, ni haber tenido una conversación sincera con él.
EN NUESTRA RELACIÓN CON DIOS, ASÍ COMO EN OTROS ASPECTOS DE LA VIDA, HAY COSAS QUE NO PODEMOS TERCERIZAR (Transferir a otros responsabilidad).
No basta con escuchar lo que otros dicen; es necesario que experimentes por ti mismo la presencia de Dios, y su constante acción en tu vida.
Que puedas experimentar cada uno de los días de este nuevo año con Dios. Que al leer estas reflexiones, puedas atesorar recuerdos de tu experiencia con él; recuerdos del tiempo que has pasado al lado del Creador de todas las cosas, de Aquel que te ama y que desea que tu vida esté llena de experiencias increíbles.