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EN POCAS PALABRAS, EN EL VERSÍCULO ANTERIOR, DIOS NOS DICE: «No te angusties, cuéntame tus preocupaciones, y yo me ocuparé de ti». Teniendo en cuenta esta verdad, hagamos el siguiente experimento: antes de continuar leyendo este texto, toma una hoja de papel y escríbele una carta a Dios. Escribe tus mayores preocupaciones, las cosas que no sabes cómo resolver. Dobla la hoja, y di: «Dios, aquí están mis preocupaciones; ocúpate de ellas por mí. Te doy gracias por recibirlas y por estar siempre a mi lado. Perdona mis pecados. Dame tu paz y guarda mi corazón del mal. ¡Amén!».
Ahora que le has escrito esta carta a Dios, mira cómo él, que sabe todas las cosas, también ha dejado una carta para ti.
ORA » ESPERA » CONFÍA
Escribe tu nombre:
«Querido/a ________________, sé que estas cosas te han quitado la paz, pero te pido que confíes en mí y sigas los pasos que te he dejado en mi Palabra. La preocupación y la ansiedad no resolverán tus problemas y pueden dañar tu salud; sin embargo, la fe, la alegría y la esperanza son vida para quien las encuentra y salud para todo tu cuerpo (Proverbios 4: 22). Cuando te sientas solo o débil, aférrate a mi fuerza (Isaías 27: 5). Sea cual fuere la situación, estaré a tu lado. Estuve con David cuando luchó contra Goliat, y también estaré contigo cuando te enfrentes a tus gigantes. Pero debemos hacer un trato: antes de tomar cualquier decisión, sea grande o pequeña, tenemos acuerdo. Habla conmigo diariamente. Solo así podré guiar tus pasos, confía en mi amor y mi protección».