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¿SABÍAS QUE, INCLUSO SIN UNA BRÚJULA O CUALQUIER OTRO instrumento de navegación y orientación, es posible localizar los puntos cardinales? ¿Quieres verlo?
Abre los brazos de modo que el derecho apunte al lugar por donde sale el sol (este). Naturalmente, tu brazo izquierdo apuntará hacia el oeste. En esa posición, frente a ti, estará el norte a tus espaldas, el sur.
¿Y si no sabes por dónde sale el sol? En este caso, clava un palo en el suelo y marca con una piedra el punto donde aparece la sombra de su punta. Espera unos minutos para marcar el segundo punto. Después de este proceso, habrás identificado los puntos este y oeste (la primera marca está siempre en el oeste y la segunda apunta al este).
Dios utilizó señales en el cielo para guiar a su pueblo a través del desierto, pero ¿te imaginas si el pueblo hubiera hecho caso omiso de esas señales y hubiese decidido seguirlas cuando y hacia donde quisieran? Muchas veces hacemos eso cuando ignoramos los consejos que Cristo nos da, e insistimos en caminos que no corresponden a su voluntad. Sin la sombra apacible de su amor, y sin su luz iluminando nuestro camino, no hay salvación en el desierto de este mundo.
A veces, Dios utiliza a las personas adecuadas en el momento oportuno; otras veces, son las situaciones las que nos señalan nuevos rumbos, o medios diferentes, por los cuales él, tan bondadosamente, nos desea conducir y librarnos del mal. Por eso, habla con el Señor. Pídele que sea la columna que te guíe en todas tus decisiones; que te muestre el camino que debes seguir. Y no salgas de donde estás sin la certeza de su presencia.