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EN 1939, EL FAMOSO CIENTÍFICO ALBERT EINSTEIN ESCRIBIÓ UNA carta sobre la posibilidad de crear una bomba con un altísimo poder de destrucción y se la envió a F. Roosevelt, entonces presidente de Estados Unidos. Sin embargo, tal como relata el periodista Cássio L. Vieira en su libro Einstein, el reformulador del universo, las noticias sobre las bombas atómicas lanzadas en la Segunda Guerra Mundial «causaron una profunda disconformidad en Einstein» . Se arrepintió de haber firmado la carta que fue enviada a Roosevelt y, a partir de entonces, empezó a advertir enfáticamente a la sociedad sobre los peligros de una destrucción nuclear a escala mundial».
Es inevitable que el mal exista en el mundo, pero ¡ay de aquel a través del cual el mal se manifiesta! El ejemplo que acabas de leer muestra cómo una carta dio paso a una de las mayores destrucciones jamás vistas en la historia. Es triste darse cuenta de que muchas veces practicamos el mal con pequeñas actitudes, e ignoramos que estos comportamientos también pueden tener consecuencias devastadoras.
Acciones inconsecuentes, mentiras, chismes, conspiraciones, provocaciones y toda mala acción hecha con mala intención, desgraciadamente, son actitudes muy comunes y, muchas veces, consideradas sin importancia. Nada de esto es correcto ni aceptable. Cuanto antes percibamos el mal tal como es, así como sus consecuencias reales, estaremos más atentos para no ser instrumentos del enemigo de Dios.
Pídele al Padre sabiduría para actuar según su voluntad y para ser portador de bendiciones, paz y armonía, adondequiera que vayas.
Aprovecha y escribe una carta de bien a alguien que necesite recibir palabras de ánimo y de bondad.