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¿ALGUNA VEZ HAS VISTO UN INSECTO POSARSE EN EL AGUA Y NO hundirse? Esto ocurre debido a la tensión superficial. ¿Quieres hacer un experimento interesante?
Toma un pedazo de cartulina. Corta un cuadrado de 20 cm de lado y dóblalo por la mitad. Dibuja un insecto con tres líneas que representen las patitas, la base de las patas debe ser grande y redondeada. Recorta el dibujo aun con la cartulina doblada. Recuerda usar el pliegue para hacer el dorso del insecto (no puedes recortarlo porque mantendrá unidos los dos lados del insecto). Dobla la base de las patas hacia fuera para que pueda posarse en un recipiente con agua. Al tratarse de un objeto ligero, podrá equilibrarse sobre la fina película formada en la superficie.
Un insecto puede desplazarse fácilmente sobre el agua, pero ¿un ser humano? A diferencia de los pequeños insectos, ¡para nosotros es imposible! ¿Será esto cierto? Junto a Cristo y con su poder, somos capaces de hacer cosas imposibles. Esto es lo que le ocurrió a Pedro: vio a Jesús caminando sobre las aguas y le pidió caminar con él. ¿Qué le respondió Jesús?
Todo iba bien, hasta que Pedro, al prestar más atención a los vientos que le rodeaban que a Jesús, sintió miedo y empezó a hundirse. LOS PROBLEMAS SURGEN CUANDO APARTAMOS LA MIRADA DE JESÚS.
Tal vez los vientos en tu vida representen a personas que te desaniman, grandes obstáculos que temes enfrentar u oportunidades que parecen buenas, pero que desvían tu mirada de Cristo. También pueden representarte a ti mismo, sintiéndote autosuficiente para afrontar tus desafíos y, por lo tanto, no necesitas a Jesús. Ora para que ninguno de estos vientos desvíe tu mirada de Cristo. ¡Elige aferrarte con fuerza a las manos de Aquel que todo lo puede!