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LAS RAÍCES SON MUY IMPORTANTES PORQUE A TRAVÉS DE ELLAS la planta obtiene agua y sales minerales. Para observar el efecto de las raíces, puedes hacer el siguiente experimento:
Pincha horizontalmente la parte más gruesa de una zanahoria con dos palillos grandes. A continuación, corta y aparta la punta del extremo más fino de la zanahoria. Luego, suspende la zanahoria con ayuda de los palillos en un vaso de agua, de modo que solo quede sumergida la zona cortada. Elige un lugar ventilado y deja allí el experimento durante los próximos días. Observarás que aparecerán raíces finas y blancas y, probablemente, nuevos brotes verdes. Al ser una raíz, la zanahoria absorbe agua y ayuda a nutrir la nueva planta.
Al contar la parábola del sembrador, Cristo dijo que la semilla brotó tan pronto como fue echada en la tierra, «pero el sol, al salir, la quemó, y como no tenía raíz, se secó» (Mateo 13: 6). ¿Será esta una comparación con nuestra vida cristiana? Puede que así sea. A menudo, nos engañamos pensando que por estar en la iglesia estamos realmente cerca de Dios. Pero, cuando llegan las dificultades, pronto empezamos a cuestionar su amor y su cuidado por nosotros. Esto demuestra que nuestras raíces no son profundas.
Como plantas en crecimiento, necesitamos fortalecer nuestras raíces y profundizarlas en el amor de Dios mediante la oración y el estudio de la Biblia. De lo contrario, al primer golpe del día, nos debilitamos.
Recuerda los momentos en que el buen Padre celestial te ha sostenido, y fortalece tus raíces en la certeza de que él sigue siendo fiel y misericordioso.