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¿QUÉ TAL SI CONSTRUYES TU PROPIO MAPA DEL TESORO? LLAMA a tus amigos para que participen. Cada uno deberá esconder un tesoro y elaborar un mapa que revele dónde se encuentra.
Marca el punto X en el mapa utilizando un pincel y una mezcla que contenga una cucharadita de bicarbonato sódico y una cucharada de agua. Deja secar el papel a la sombra y solo entonces compártelo con tus amigos. Puede que les cueste encontrar la marca del tesoro, porque cuando se seca, la mezcla se vuelve casi invisible. A continuación, con un secador de pelo, calienta la zona donde has hecho la marca y verás que la mezcla reacciona al calentarse, dejando la X de color marrón.
En la Biblia, el reino de los cielos se compara con un tesoro escondido en un campo que, cuando es encontrado, produce una gran alegría y un sentimiento de urgencia por conseguirlo. Muchos de nosotros haríamos el mismo esfuerzo con la misma alegría por los tesoros terrenales, pero ¿hemos reconocido el valor del cielo?
Lo triste es que muchas veces solo nos damos cuenta del valor de las cosas cuando las perdemos. No dejes que esa sea la realidad de tu historia. Valora la paz que Cristo te otorga tras una oración, los consejos que están en el mapa que nos dejó, la presencia que te ofrece cada día y la mano de misericordia y perdón siempre tendida hacia ti. ¿Sabes cuál es?
El cielo es el mayor tesoro que podemos desear. Reconoce el valor del tesoro que está a tu alcance y pídele a Dios que te ayude a estar dispuesto a renunciar a todo lo demás por Cristo.