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CON UN ELABORADO SISTEMA DE PROPAGANDA, EL NAZISMO desarrolló y difundió teorías en torno al concepto de raza, para argumentar así su creencia en una supuesta superioridad de la raza aria sobre todas las demás. Los judíos fueron objeto de un odio especial, por lo que se les consideró aún más inferiores. Muchos de ellos fueron sometidos a controvertidos «experimentos científicos» que serían mejor definidos como torturas. Quemaduras, congelación, exposición a venenos y virus fueron algunos de los dolores a los que los indujeron, solo porque un grupo de personas se creía superior a otro. ¿Conoces a alguien que se sienta superior por su religión, clase social o por cualquier otra causa? Al igual que en el pasado, la falsa sensación de que sabemos o somos más que los demás sigue siendo una justificación para el odio. No solo es un sentimiento peligroso, sino que revela el deseo nació que primero en el corazón de Lucifer.
En la parábola del fariseo y el publicano, en Lucas 18, tenemos un ejemplo de esto. Los fariseos se sentían superiores y dignos, mientras menospreciaban a los que consideraban pecadores. Al utilizar la religión
como algo que nos garantiza una posición por encima de los demás, estamos haciendo exactamente lo contrario a lo que Cristo nos enseñó. Cuando vino a la tierra, Jesús condenó el exclusivismo y derribó los muros que habían establecido los líderes religiosos.
Jesús no se aisló. Trató a todos con AMOR y RESPETO, independientemente de su creencia u origen. A pesar de ser el Hijo de Dios, ejerció su poder con compasión para beneficiar a todas y cada una de las personas que necesitaban ayuda. ¡Ese es el ejemplo que debemos seguir!
Sé humilde como Cristo y lleva el mensaje de amor y perdón a los que aún no lo conocen