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EL MEJOR REMEDIO PARA EL DOLOR

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«Señor, ten compasión de mí, pues me siento sin fuerzas. Señor, devuélveme la salud, pues todo el cuerpo me tiembla» (Salmo 6: 2).

LOS OPIOIDES SON COMPUESTOS QUE, ASOCIADOS A RECEPTORES EN el cerebro, disminuyen la percepción del dolor. Se producen de forma natural en nuestro organismo, pero pueden consumirse, por ejemplo, en forma de analgésicos.

Para averiguar si el número de receptores opioides aumenta para combatir un dolor intenso, los científicos analizaron las tomografías computarizadas de 17 pacientes que sufrían dolor crónico y de 9 voluntarios sanos.

El resultado: los pacientes con dolor crónico tenían más receptores opioides y una mayor capacidad para soportar el dolor, lo que demuestra que el cuerpo se adapta para que podamos hacer frente a las condiciones de dolor extremo.

En el versículo de hoy, David menciona un dolor muy profundo. Los eruditos atribuyen este salmo al momento en que supo de la muerte de su hijo Absalón. A pesar del dolor expresado en sus palabras, al final de este salmo David expresa su alivio: «¡El Señor ha escuchado mis ruegos, el Señor ha aceptado mi oración!» (vers. 9).

Ningún dolor es para siempre. ¡Uf! Y aunque algunas cargas parezcan insoportables, existe una certeza: hay un amigo que está dispuesto a escuchar nuestras súplicas y aliviar nuestro más profundo dolor. Así que, llora si es necesario, pero elige los brazos de Cristo para derramar tus lágrimas. Él está a tu lado, no solo para consolarte, sino para ofrecerte la paz y la fuerza que necesitas para superar esa tormenta.

En tiempos difíciles, repite la oración de David y levántate con la certeza de que Dios escucha tus oraciones.

¿Cómo te sientes hoy? Recuerda: Siempre puedes contar con tu amigo Jesús.

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