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En una hoja de papel, dibuja a un niño con un globo en una mano. A continuación, coloca un vaso de vidrio a una distancia de 10 cm del dibujo. Llena el vaso de agua y observa que el globo estará en la posición inversa. Esto se debe a que el agua hace que el vidrio actúe como una lente. Cuando la luz atraviesa el vaso sufre una curvatura, provocando el efecto observado.
EN EL EXPERIMENTO DE HOY, EL CAMBIO DE POSICIÓN DEL GLOBO es ilusorio (falso, engañoso, imaginario). Hasta cierto punto, podemos aplicar el mismo análisis a las disputas por el poder en el mundo. Independientemente de la ideología de los partidos políticos, todos ellos están formados por seres humanos imperfectos que tienen fallas. Por lo tanto, nunca debemos depositar nuestra esperanza de un mundo mejor en acontecimientos, cosas o personas. Nuestra mayor esperanza debe centrarse en el deseo de que Jesús regrese y sea el soberano para siempre. Él pondrá fin a todo mal, corrupción e injusticia.
Pero mientras esta no sea nuestra realidad, debemos actuar con plena consciencia (es bueno saberlo incluso antes; de tener edad para votar) a la hora de escoger a nuestros líderes, y creer en el hecho de que Dios es quien continúa al mando, independientemente de quién asuma el poder. Nuestra atención debe centrarse siempre en proclamar el regreso de Jesús y en vivir bajo los principios de amor, verdad, respeto y paz que Cristo vino a la tierra a enseñarnos.
Esto no es una invitación a la alienación, sino a centrar nuestras fuerzas en dar testimonio del amor de Cristo y a utilizar nuestros argumentos para difundir el evangelio, el cual constituye nuestra verdadera esperanza.
¡DETENTE Y PIENSA! Los cristianos «no han de pasar su tiempo hablando de política ni desempeñando parte en ella; porque al hacerlo darían al enemigo oportunidad de penetrar y causar divergencia y discordancia» (Obreros evangélicos, p. 410).