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LA EXPRESIÓN «¡VICTORIA!» PUEDE referirse, por ejemplo, a cuando alguien ha logrado superar todas las fases de un juego. O, si colocamos el énfasis en la vida misma, puede hacer referencia a la conquista de un logro largamente esperado, que parecía difícil e incluso improbable.
En tu caso, ¿qué conquista te haría sentir que has obtenido una victoria? ¿Poder viajar por el mundo? ¿Hacerte millonario? ¿Quedar en primer lugar, entre muchos aspirantes, en el examen de ingreso a la universidad? Ahora, ¿será que podrían compararse los mayores logros de la tierra con alcanzar la vida eterna?
Las últimas palabras de Pablo parecen equivaler a la expresión «¡Victoria!», pero ninguna de ellas hace referencia a logros u objetivos terrenales. La declaración fue hecha por el apóstol mientras se encontraba en prisión en Roma, en un período cercano a su muerte. El mensaje fue dado a Timoteo, su compañero en el ministerio, y revela lo que todos deberíamos considerar como nuestra mayor meta en el transcurso de nuestra vida.
Puedes tener grandes metas mientras estés en la tierra, pero no deben ser mayores que el deseo de ir al cielo. ¡Ese debe ser nuestro más grande propósito en la vida! Vivir con el sentimiento de que pronto, muy pronto, obtendremos la victoria. PRONTO, ¡JESÚS REGRESARÁ! ¡Esa será nuestra mayor victoria!
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¿Qué te parece si participas de algún torneo con amigos? ¿Y si el torneo fuera de preguntas bíblicas o de juegos bíblicos? ¿Por qué no invitas a tus amigos a una competencia de juegos bíblicos para ver quién consigue primero la «victoria»?